SELECCIÓN ARTIFICIAL (Artículo de opinión)

“Refugiadxs atletas en la olimpiada de la supervivencia”. Ilustración de Blanca Alonso Vidal.

SELECCIÓN ARTIFICIAL

* Por Rodrigo Diez Fernandez, Licenciado en Psicología y Antropología y colaborador de SOS Refugiados Ibiza.

Siempre se menciona la selección natural como el principal mecanismo mediante el cual se dan los cambios genéticos en una especie. Incluso se refiere en concreto a la selección sexual como el concurso en el que todxs participamos a la hora de elegir compañerx, de manera que vamos instaurando un patrón genético predilecto. Aún más cabría decir, pues la supervivencia del más aptx es, finalmente, la clave que determina qué genes sobreviven en este planeta… sin olvidar por supuesto que, cuanto mayor sea la potencial diversidad genética de una especie, mayor capacidad de adaptación al medio tendrá, con los beneficios que esto supone para sí misma.

Todo esto fue planteado por Darwin hace ya tiempo para aportar una visión diferente sobre nuestro origen y evolución biológica, pero en su entorno no tardaron en extrapolar estos descubrimientos para relatar un discurso social que apuntalase el desarrollo económico que se estaba forjando en aquel tiempo. Se le llamó darwinismo social, y desde entonces se ha convertido en la principal teoría de trasfondo para justificar los excesos del liberalismo, el neoliberalismo… y el postneoliberalismo. Así, se entiende mejor la crítica que se plantea desde hace tiempo acerca de la falacia que supone la asunción de una teoría biológica en el ámbito de lo social, para así convencer e implicar a los habitantes de la jungla de asfalto en la inevitable lucha por la supervivencia del más fuerte…algo que como es lógico no tiene ninguna base científica (puesto que la herencia genética se refiere a poblaciones humanas y no a individuos), pero que sirve para instaurar la competencia entre nosotrxs, en lugar de fomentar la cooperación.

Por otro lado, el adjetivo “artificial” que se menciona en el enunciado no es banal. Como tampoco lo son las políticas deliberadas por parte de los gobiernos de aquellos estados con fronteras implicadas en los procesos transmigratorios. Quiero decir, no es casualidad que la frontera entre Estados Unidos y México esté exhaustivamente vigilada y controlada en las áreas urbanas por la Patrulla Fronteriza, de forma que sea prácticamente imposible cruzarla de manera ilegal (sobre todo, como es obvio, de sur a norte), y sin embargo en las zonas tipo desierto, río o montaña, las labores de disuasión agresiva sean encomendadas a las características orográficas del terreno, la climatología de la región o simplemente la violencia estructural de las mafias que trafican con lxs inmigrantes, de aquellxs que se toman la justicia por su mano  e incluso de lxs delincuentes con que se encuentran en el camino. Nada de todo esto es banal, como tampoco lo es casual.

Y qué tiene que ver la biología con las rutas de la inmigración… pues se entiende fácilmente a partir de su puesta en escena. Se podría llamar el gran artificio, porque de lo que se trata es de que sean las propias condiciones ambientales las que hagan el trabajo sucio de seleccionar a aquellos elegidxs que logren llegar a la tierra prometida. Por tanto, el futuro esclavx, perdón, el futuro inmigrante irregular, ya no es comprado en su lugar de origen, sino en el de destino… ya no es chequeada su fuerza y vitalidad, así como sus destrezas y habilidades como se hacía antaño, pues ahora de lo que se trata es de dejar cruzar las fronteras a aquellxs valientes que, arriesgando su vida ante amenazas diversas y letales, logran su propósito, su desalentador propósito… tras multitud de violaciones de sus derechos como personas, acceden por fin lxs más rápidxs, lxs más altxs, lxs más fuertes (como si fueran unas Olimpiadas).

Y qué es un artificio… pues un procedimiento o medio ingenioso para conseguir, encubrir o simular algo. De hecho, la apertura de vías de paso para refugiadxs parecen ser un modo de disimular o maquillar un proceso de selección de personal para ocupar la plaza de marginadx en nuestros fallidos estados del bienestar. Ciudadanos de clase media con estudios, habitantes de países destrozados por la barbarie postcolonialista, son invitadxs a emprender un terrorífico viaje para intentar acceder a un nivel de vida que ya nunca recuperarán, en la mayoría de los casos, pues el lugar del que vienen ha sido destruido y al que se dirigen se autodestruye.

En fin, la apertura de “correderos humanos” en determinadas regiones del sur de Europa, para permitir que la masa de refugiados que huyen del sinsentido del terror lleguen a nuestros queridos (y bien reputados) países, no tiene otra intención que la de actuar como filtro en la selección de aquellxs que deben convivir con nosotrxs. Es decir, seguramente existen otras rutas más seguras para que sean transitadas por quienes viajan por obligación y sin billete de retorno. A salvo de las penurias del mar, de las mafias, y de todas aquellas pruebas que parece que las élites dirigentes consideran oportunas para una elección eficiente de los especímenes de los que servirnos. Por todo ello, aunque se trata de un tipo de selección cultural, lo más apropiado es enfatizar su carácter de artificiosidad. Tras la apariencia de solidaridad que se muestra, queda puesto en evidencia que la realidad parece contradecirse, al resultar letal dicho proceso de selección. Músculos, estudios e ingresos son los criterios que determinan nuestro derecho de admisión… como si Occidente fuera una propiedad privada. Sólo nos queda favorecer lo público.