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HIPOCRESÍA DE LA INMORTALIDAD (Artículo de opinión)

Ilustración de Blanca Alonso Vidal.

Ilustración de Blanca Alonso Vidal.

 

HIPOCRESÍA DE LA INMORTALIDAD

* Por Rodrigo Diez Fernandez, Licenciado en Psicología y Antropología y colaborador de SOS Refugiados Ibiza.

Esfuerzo, superación, competencia, mérito, resiliencia… son parámetros que están en auge en nuestro mundo, y condicionan las relaciones humanas en todos los ámbitos de la vida. Esto constituye una estructura en la que la marginalidad se ve determinada por el darwinismo social, para el que la lucha en la jungla de cemento supone el fundamento de la supervivencia. El mundo desarrollado (en cuanto complejo) promueve diversas y perversas pruebas (al modo de obstáculos), para implantar un filtro que seleccione a todxs aquellxs que desean lograr una mejor vida, huyendo de la barbarie generada por el negocio de las armas y los recursos. Así pues, lxs migrantes tiene que aprobar con nota en dichos parámetros antes señalados, mostrando su particular y heroico curriculum para ser admitidxs como ciudadanxs potencialmente a ser esclavizadxs. Por tanto, conseguir el objetivo anhelado puede ser un verdadero calvario que transita entre la vida y la muerte… y que evidentemente muchxs no pueden soportar, y al final perecen.

Digo esto, porque parece que las élites dirigentes tratan de seducirnos con la idea de la posible inmortalidad de la especie humana, gracias a los tremendos avances en áreas como la criogenización y la robótica, mientras siguen muriendo miles de personas por causas y procesos, que no se necesita ser científico para descubrir. No parece justo, que se inviertan increíbles cantidades de dinero para investigar el tema de la muerte, en abstracto… y sin embargo haya tantos problemas para conseguir algo de financiación para evitar tantas y tantas muertes, en concreto. Obvio que, a la inversión privada, le sale más a cuenta apostar por la inmortalidad paradisíaca de la clase alta, a la par que por una supervivencia fugaz en el infierno de la clase baja, y todo ello, una vez ya abolida la clase media, condenada al purgatorio por toda la eternidad… terrible revisión postmoderna de “La divina comedia” de Dante.

La hipocresía que supone hacernos cómplices de una cantidad ingente de muertes, en el mediterráneo por ejemplo… mientras hemos de alegrarnos por los nuevos avances hacia la inmortalidad del pulgón, que logran en cualquiera de las universidades productoras de conocimiento hegemónico… va dejando una huella sutil pero eficaz, en favor de la confusión. Y en su origen está la concepción científica de la muerte como un error en la especie humana. Con su característica tendencia pretenciosa, la tecnología busca solucionar tan magno problema… morirse de viejx, algo que sólo preocupa a quien amasó y acumuló tanta fortuna que desea conservarla, incluso en el más allá.

Hay muchas teorías acerca de la muerte. Lo único claro es que es un tránsito. Como organismo bioenergético, en el ser humano todo fluye… incluso después de morir. Así pues, su concepción como error a ser solucionado en la especie plantea multitud de controversias, que comienzan de nuevo con la distribución desigual de la riqueza, al primar los avances de mejora para un grupo reducido de personas, en comparación a la gran masa que se ve arrojada al abismo del “sálvese quien pueda”. El único medio fiable e igualitario para lograr alargar la vida es la respiración. Los yoguis y las dakinis lo saben. Lo demás es charlatanería y negocio, sobre todo si se tiene en cuenta la rentabilidad que se obtiene con la explotación del narcisismo hedonista de lxs que se apegan y aferran a esta vida. La misma, que muchxs estamos dispuestos a dejar marchar más tarde o más temprano, y de la que tantxs otrxs dudan, pues viviendo parecen estar muertxs… o muriendo pueden estar vivxs.

Finalmente, a nivel práctico, la muerte nos iguala a todxs, por ello que se trata de evitar por quienes promueven y aceptan la desigualdad. Pero a la hora de la verdad, los funerales por lxs vencidos no tienen ni parecidos faustos a los de lxs vencedores. Las aguas del mar Mediterráneo se pueden secar con los cuerpos inertes de quienes tratan de cruzarlo…, y eso no les importa a los que pretenden descubrir el elixir de la eterna juventud para unxs cuantxs sinarquistas de la jet set. Las muertes, en concreto, que se dan cada día en las fronteras geoestratégicas, de quienes quieren cruzarlas, no son un incentivo lo suficientemente exótico, como para intentar transformar las consecuencias totalmente evitables que conllevan los daños colaterales de la asimetría del poder. Sin embargo, la muerte, en abstracto, si que parece tener un aliciente tan atractivo, que se impone una ruta en la agenda de la civilización global, que sostiene la posibilidad de enmendar el gran fracaso de morirse. Es decir, el objetivo es solucionar el problema que supone morir, en los casos de grupos sociales privilegiados… mientras que se abandona a su muerte a lxs que pertenecen a grupos marginados. Sorprendentemente, sería más plausible y lógico tratar de solventar el error de las muertes (anunciadas) de lxs más desfavorecidxs, que se dan debido a las políticas económicas excluyentes y deliberadamente eugenésicas llevadas a cabo por los gobiernos estatales… aunque sin embargo, dicho reto no suele estar en la agenda de los laboratorios universitarios, y evidentemente no es nada provechoso para inversores ni investigadores.

Como reza la famosa milonga de Borges, “morir es una costumbre que sabe tener la gente”… dejemos que siga siendo así!