EXTINCIÓN (Artículo de opinión)

“El triunfo de la globalización sobre Palmyra”. Ilustración de Blanca Alonso Vidal.

EXTINCIÓN.

Acerca de cómo se pierde una parte de nosotrxs:

* Por Rodrigo Diez Fernandez, Licenciado en Psicología y Antropología y colaborador de SOS Refugiados Ibiza.

En nuestro actual sistema de valores, el capitalismo ha dejado de ser un tipo de modelo económico para convertirse en la ideología dominante, de manera que ha llegado a suplantar a las religiones convencionales como mecanismo de manipulación de masas, encumbrando el hedonismo y el narcisismo como criterios absolutos que guían la vida de la gente, en una democracia que compramos a crédito con nuestro tiempo (¡Viva la libertad del dios-dinero!). De la misma manera, nosotrxs, pretendemos mostrarnos como ejemplo de moralidad, defensores de la ética y los derechos humanos, y sin embargo la realidad es que vivimos encerrados en un escaparate de cara al público, tremendamente influidos por la estética, la higiene y el consumismo… y con la perpetua idea de vendernos al mejor postor.

Por otro lado, a nuestro continente llegan cada año cientos de miles de inmigrantes, a los que hay que añadir lxs refugiadxs, pues parece ser que hay que diferenciarles, olvidando que la mayoría de inmigrantes que traspasan ilegalmente nuestras fronteras, vienen porque sus lugares de origen sufren aún las consecuencias de la postcolonización y desde Occidente se les vende una utopía, que evidentemente desean para sí y su entorno. Para todxs ellxs, inmigrantes y refugiadxs (procedentes, estos últimos, principalmente de las regiones de Oriente Próximo castigadas por los conflictos bélicos y derrocamientos selectivos), mostramos un estilo de vida constantemente contradictorio, en el que se habla del bien, pero se hace el mal… lo políticamente correcto, lo socialmente aceptable o lo económicamente sostenible, son todos ellos eufemismos que engloban la hipocresía que caracteriza nuestra estructura de creencias.

Así pues, siguiendo el paradigma postmodernista de la era de la globalización, en la que otras formas de vida (sean sociedades tradicionales o estados alternativos) que se muestran eficaces al margen del neoliberalismo imperante, se ven sometidas al boicot y silenciamiento, es dramático observar cómo resultamos ser un pésimo modelo cultural a imitar por aquellxs que llegan a nuestro territorio… y puede producirnos un gran pesar imaginar la extinción de otros mundos posibles. Diversas lenguas, costumbres, técnicas, conocimientos y corporalidades, desaparecen al ser devoradas por una maquinaria que modifica a su antojo y sin respeto alguno, el contenido cultural de otros pueblos, para ser convertido en un objeto de consumo. Evidentemente, esto mismo ha pasado con la situación de lxs refugiadxs.

Por tanto, la labor que una parte de la sociedad europea realiza, para mitigar las penurias que sufren todxs aquellxs que acuden a la llamada de la mercadotecnia del estado del bienestar fallido en el que vivimos, es compleja e incluso confusa, pues se trata de hacer un gran esfuerzo para llegar a entender desde sus consecuencias, unas causas que no son fácilmente conocidas. Siempre con delicadeza y una notable dosis de entendimiento, mucha gente intenta hacer lo que puede por no sentirse responsable del despropósito de nuestros gobernantes… y esto es algo que se ha de agradecer encarecidamente. El problema real es que, en aquellas regiones exterminadas por el negocio de las armas, la diferente cosmovisión de cada pueblo ha sido castigada hasta casi la total desaparición… por ello que es complicado mantener dichos modos de vida, en muchos casos heredados de generación en generación por medio de la tradición oral.

En definitiva, se hace muy necesario intentar preservar la idiosincrasia tanto particular como colectiva que viaja con cada historia, con cada biografía, de cada una de las personas que recibimos en el continente… relatos esperanzadores, con discursos que se fundamentan en la superación del ser humano, desde la valentía y la solidaridad. Y por supuesto que, en el contacto cultural, el aprender lxs unxs de lxs otrxs, desde la humildad, resulta ser el único antídoto ante la prepotencia del etnocentrismo. Por todo ello, gracias a todos aquellxs quienes permiten que sociedades humanas en peligro de extinción, aún tengan un aliento para respirar sobre la faz de la Tierra.

“Condenado a la impotencia, no puedo escribir ni leer palabras neutrales. Y aunque hago todo lo posible, no consigo parar de creer que estos tiempos de resignación, desprestigio de la pasión humana y arrepentimiento del humano compromiso, son nuestro desafío pero no son nuestro destino.” 

(Eduardo Galeano)